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RESETEANDO

Parece que estamos en pleno cambio de tercio.
No hablo de toros ni de botellines de cerveza, hablo de épocas y de objetivos.
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El verano quedó atrás en el calendario hace ya días, pero entre que el calor aguantó y que los de Pamplona ya sabemos que las estaciones son una cosa relativa (aquí y  ahora hay cuatro estaciones, verano, invierno, RENFE y autobuses), se nos echa encima el invierno de Mordor sin darnos cuenta.
Comienzo pues el periplo invernal, y no quisiera hacerlo sin reflexionar acerca de la última experiencia vivida.

ELLOS Y LA PAMPLONESA ya pasó, y a la espera de que lo editen y emitan unas cuantas veces en Navarra Televisión quiero aprovechar para soltar algunos pájaros que revolotean en mi hueca cabecita.
Viene de lejos pero no por ello es menos preocupante, estamos heredando con mueca tontuna ciertas costumbres sociales de la dudosa «cultura estadounidense» que a mí me preocupan sobre manera, y me refiero a la cultura de la competitividad.
De los conciertos que ofrecimos cuatro privilegiados en el Teatro Gayarre de Pamplona acompañados por La Pamplonesa he aprendido, o confirmado, cosas múltiples.
La primera e inmediata observación que hace la gente en muchos casos es quién ha sido mejor que quién. ¿Qué cantante ha ganado? ¿Cómorrrr?
A esto me refería con nuestra herencia estadounidense, a la competitividad.
Desde que apareció Operación Triunfo y en su estela una serie de exitosos programas que continúan en la actualidad con La Voz, se ha instalado aquí, para quedarse, una costumbre de dar por sentado que si alguien canta es para competir con otros. Y no hablo ni opino de los varemos, premisas, principios que se esgrimen ni de los jueces porque me quedo solo, solito.

Yo soy un artista, y mi oficio consiste en salir a un escenario y entretener, y emocionar si es posible; hacer que el mundo cotidiano desaparezca por un rato y empujar los sentimientos y la emociones a que salgan por los poros de la piel. Punto.
Si da la casualidad de que comparto el escenario con otros artistas, músicos, cantantes, bailarines, actores.. es sólo para sumar, para que cada uno aporte lo que tiene para que la experiencia sea mayor, mejor y más diversa. Para competir, desde luego, no.
Por supuesto que unos artistas gustarán más que otros, sólo faltaba, pero no somos comparables. Somos diferentes. Por suerte para tod@s.
Si algo caracteriza a un verdadero artista es su singularidad, si esto no es evidente no es un artista, si no destaca por su personalidad no es un verdadero artista, es alguien que canta, actúa, toca… pero no un artista.
La pregunta no es si eres el mejor, sino cómo de único eres y cuán capacitado estás para transmitir lo que eres y sientes.
Si el mundo de la música fuera realmente una competición para ver quién es mejor, realmente mejor, en el sentido más tangible técnicamente hablando, de los 40 principales se caerían 39 de golpe (o de cualquier otra radio fórmula) y subirían a los altares músicos y cantantes que en realidad nunca vamos a conocer, que pasean su arte por los bares, calles, o conservatorios una temporada y luego se ahogan en la vorágine social para dedicarse a algo que les dé de comer.
Lo digo siempre, los artistas que están falleciendo últimamente, Jackson, Bowie, Kilmister, Prince, etc, no tienen relevo generacional. Ahora no vienen artistas creadores y carismáticos, no asoman grandes personalidades, a esos no les hacen hueco en la industria porque está manejada por patanes sin talento, ahora vienen pipiolos descastados entregados en cuerpo y alma a triunfar… una temporada y a cualquier precio.
Sólo veremos a quién puedan manejar. Si en España hay algún Sabina o algún Manolo García en potencia recorriendo los bares no han de dar el salto. Eso no va a pasar.
gayarrepamplonesaEn el Gayarre nadie fue mejor que nadie, fuimos diferentes, pero todos y cada uno dimos lo mejor de nuestro espíritu y nuestras capacidades para estar a la altura de la confianza.
Yo no voy a participar ni a simpatizar con ese juego ni ahora ni nunca.
Claro que te preparas para ser «el mejor», esto es una carrera de superación personal, pero no corremos los 100 metros y nos llevamos una medalla, el que consigue ser mejor cada día y llega a ser realmente bueno obtiene la recompensa de que trabaja más y por más tiempo, pero no competimos «contra» nadie.
Por suerte aquí para avanzar no tienes que derrotar a nadie, es suficiente con que sobrevivas.
Si hay alguna competición está ahí precisamente, en ser uno mismo, y cada uno lo hace con su estilo, somos artistas, no se trata de ver quién hace más gorgoritos, o de quién es más guapo, o de quién llega más alto, se trata de entretener y emocionar, y el orden e importancia de estas dos premisas lo elegimos cada uno de nosotros, nadie más.

Y que quede claro que ante todo hay que valorar una cosa, cada uno de nosotros salimos al escenario desnudos. Sólo nuestro bagaje, nuestros recursos, nuestra convicción, nuestra personalidad y nuestro arrojo nos acompañan. Desnudos.
Nadie en su sano juicio sale al escenario del Teatro Gayarre con La Pamplonesa esperándole si no tiene un saco de arrestos a la espalda, lo que conocemos vulgarmente como «cojones» u «ovarios» según el caso.

Mi cariño y mi respeto, como artistas y como personas a mis tres compañeros de escenario, Iker Piedrafita, Andoni Arcilla y Tonino Carotone. Muy grandes los tres!
Tres personalidades y tres puntos de vista.
Somos diferentes, que no antagónicos.
Absoluta y profundamente agradecido a ellos.

Y a La Pamplonesa, mención aparte quiero hacer.
Vista desde fuera se me antojaba una institución o agrupación semi profesional de carácter estricto, serio, quizá distante, un poco oscuro y en blanco y negro. Para que se me entienda, me parecía algo «oficial» y cuasi «funcionarial». Ni de lejos.
Nada como compartir esta experiencia con ell@s para mirar con nuevos ojos a ésta, la banda por antonomasia de Pamplona, y para doblegar gustoso mis prejuicios; porque no hay placer como poder cambiar de opinión «para bien».
Ambiente cordial, distendido, amable y agradecido es lo que nos encontramos los cuatro personajes invitados a esta aventura. Vista desde dentro es otra cosa bien diferente, más entrañable y humana, más divertida y jovial.
Creo hablar por los cuatro cuando digo que nos han tratado y cuidado con cariño y humildad, y que nos han convertido en adeptos a la causa para siempre.
Sólo puedo decir que me siento realmente afortunado por haber podido vivir y ser parte de esta experiencia. Me vuelvo a las carreteras y a los garitos de madrugada, pero ahora conmigo, en mi memoria, viajarán nuevos y buenos compañer@s en las largas horas de furgoneta que tengo por delante.
Absoluta y profundamente agradecido a tod@s.

¿Qué decir del Teatro Gayarre?
Allí pasé grandes tardes viendo a La Orquesta Santa Cecilia, La Pamplonesa y La Orquesta de Euskadi en los ochenta, allí me estrené como cantautor en 1991, allí me estrené como actor siendo «el comendador» de Fuenteovejuna en 1992 (creo), allí pasé el resto de los noventa haciendo múltiples trabajos como «técnico de sonido» cuando requerían personal técnico externo, allí celebré mi «Concierto 100» en compañía de muchos compañeros y amigos como Javier Ibañez, El Drogas, Chuchín Ibañez, Naiara Ruz, Kutxi Romero, etc… en primavera de 2001. En otoño de ese mismo año grabé allí mi primer disco «Aprendiendo a Perder», que siendo fiel a mis principios fue en directo.
Son muchas cosas y muy importantes las que he vivido allí y siempre será ese lugar especial que ha contemplado a lo largo de los años cómo me he ido haciendo un hombre y, sobre todo, un artista.
Allí además me reencontré, para volver a sentirme como en casa, con parte del personal con los que me tocó trabajar en los 90. ¿Qué puedo decir del Teatro Gayarre que no vaya a sonar meloso y apasionado?
Absoluta y profundamente agradecido a todo su personal.
liquidobn-001En otro orden de cosas comienzo en noviembre la turné de fin de año, que después de esta temporadilla que he aprovechado para atender otras cuestiones, ya tengo ganas de empezar a destilar el sudor sobre la guitarra de los escenarios que me esperan, y a cantar, bailar, brindar y a echar unas buenas risas. Ya tengo ganas.

ROCK IN TRIO hemos vuelto al trabajo una vez sorteado el verano y no tardaremos mucho en empezar a dar guerra de la buena.
Que no dejaremos indiferente a nadie es lo que os puedo adelantar.
Para que podáis comprobarlo «in person» aún toca esperar un suspiro.
Habrá puntual información.
De momento no voy a insitir en algo que, llegado el momento, será imparable por fuerza propia.

AMIGO y ONLY YOU, las dos canciones que estrené en el Gayarre, y todas las demás que componen ese proyecto, tendrán también pronto su continuación en forma de disco. Digo pronto porque me pongo ya a ello, pero me llevará unos meses, que entre las giras, el trabajo de Rock In Trío y la vida…
Mientras nos iremos viendo por ahí, que yo ya estoy RESETEANDO mi sistema para empezar como una moto.
Espero desesperado el momento de volver a vernos.

Soy porque sois.

Pablo Líquido

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