Llenamos el depósito de la «Líquido Móvil»… a Palencia!!!
Este sábado caminamos cruzando el calor ibérico para detenernos en Torquemada (nombre históricamente estremecedor) a descansar, pasear y refrigerarnos antes de emprender el último tramo del trayecto hasta nuestro destino final.
Destino no confesable, pues era concierto privado (y sorpresa) en lugar recóndito y misterioso.
Abandonamos en cierto momento cierta carretera desviándonos por cierto camino en cierta dirección, y cruzamos campos repletos de bravos toros en tupidas dehesas repletas de sombras.
Y llegamos! Con decir que el noble aspecto de ciertos detalles de la construcción junto a la que montamos la fiesta se vieron confirmados con la curiosa información que nos prestaron horas después, que aseguraba que allí pernoctó en alguna ocasión Carlos V.., e intuyo que tan magna figura no paraba en cualquier posada o casa de cualquier manera. La capilla era estremecedora, por cierto.
El concierto fue, como de costumbre, de menos a más. Pero incluso más «de menos a más» que de costumbre. De muy menos a muy más. Cómo somos de pasionales cuando se nos pasan los recatos y las nimiedades!!! Cómo!!!!
A gusto!!! No recuerdo, que caté terminado el concierto, cecina como esa ni lomo embuchado como ese. Todo estaba buenísimo! Soberbia la «tortilla de Ciri» que nos llevamos para casa, y fantástica la gente, alegre y feliz, y nos quedamos todos con ganas de haber empezado un poco antes a soltarnos. Bueno, para la próxima.
Ya sabéis que de los PRIVADOS no publicamos fotos. 🙁
Nos despedimos con alguna premura por partir hacia casa esa misma noche para tener algo de tiempo para descansar antes del concierto que cerraba las fiestas de Mendaza (Navarra) el domingo por la tarde.
Mendaza es un pueblo pequeño, de esos en los que me empadronaría mañana sin pensarlo. Tremendo entorno, tremendas cuestas, tremendas casas, tremendo frontón sin pared lateral y superficie irregular… todo tremendo. Como tremenda la sed que provocaba el tremendo sol que sólo de cuando en vez alguna nube velaba para darnos un respiro. Tremendos respiros que pronto completamos con fría cerveza.
La gente del pueblo y algunos, ya amigos hace tiempo, llegados de Villafranca, Sartaguda, Pamplona, Huarte y Estella, completaron la fauna que se esparcía en pequeños grupos por la extensa superficie del frontón y que prestaba oídos y ojos, sonrisas y brindis, a mis, en ocasiones perturbadoras, andanzas escénicas.
Como siempre «de menos a más».
Llegado un momento bastante avanzado, pasadas las dos horas, un rayo, con su trueno y todo, nos dejó sin corriente y por lo tanto sin equipo de sonido.
No era momento de amilanarse con la gente ya entregada a los últimos traguicos de sus fiestas, así que me senté en el borde del escenario, pedí proximidad, agrupación y silencio al respetable, y me lancé a cantar y tocar «unplugged» total.
Fue Somebody to love de Queen la primera canción elegida para esta nueva parte del concierto, y fue también la última. Gotas pausadas, pesadas y húmedas comenzaron a despertarnos de nuestro pequeño éxtasis, y nos devolvieron a la realidad, y nos reagruparon sobre el escenario techado a públicos y artistas entremezclados y divertidos. Ese fue el final.
Fuimos despidiéndonos de algunos amigos, de la cuadrilla del My Way (C.C.Itaroa) que, la verdad, son de traca. Nos hicimos alguna última fotico que paso a publicar, y aun nos echamos una cervecica en el bar del pueblo y nos subimos con nuestro amigo Paco al paraje de La Laguna para visitar el también tremendo árbol de unos 1.200 años (y no es broma, es el segundo árbol más longevo de España), «la Encina de las tres patas» de Mendaza, donde también nos llovió, claro. También en fotos.
Nos despedimos de nuestras majísimas anfitrionas Agurtzane y Eva, y de algún que otro lugareño con el que hicimos muy buenas migas. Vuelta al hogar, contentos. Muy.
Así fue el final, visita a 1.200 años de historia y adiós.
Habiendo ya descargado y aparcado nos detuvimos en la terraza del Trovador, nuestra sede social cuando está abierto, y nos echamos las últimas y más reconfortantes cervecicas del fin de semana, bajo el silencio y la paz de la noche de domingo… después de tantos kilómetros… tantas canciones…. tantos brindis…. tantas risas….
Este miércoles a fiestas de Soria, a ver si montamos una buena.
España está fuera del mundial, pero no he perdido la afición por cantar «We are the champions». Eso nunca.
THE SHOW MUST GO ON... ONE MORE TIME
Pablo Líquido