Hoy va a ser la quinta vez (quinto año consecutivo) que toco en La Carbonera, en Pamplona, en casa; y me lo pienso pasar en grande.
Dejé, durante una década, de tocar en bares de Pamplona. La cosa era bien sencilla, me aburrí de andar por la misma zona y de dar la tabarra en los mismos locales y a los mismo públicos cada semana. Me aburrí de salir siempre y sólo en los periódicos locales y me aburrí de ir a lo cómodo. Y así me ausenté de los bares de mi ciudad entre 2005 y 2015 y seguí buscándome la vida a cientos de kilómetros de aquí, en nuevos lugares y con diferentes públicos. Fue un acierto sin peros.
No tengo tomadas muchas decisiones de estas categóricas, al margen de la ya vieja obsesión por tocar sólo una vez al año en cada lugar (excepto algún caso puntual), la de trabajar en unas mínimas condiciones técnicas innegociables, y de que mi tiempo ahora es de Works.
Hoy toco en La Carbonera. Hasta ayer, a eso de las 20 horas, yo era Pablo Works, hoy soy Pablo Líquido 100%, y mañana cuando me levante con la resaca y el dolor en el cuerpo volveré a ser Pablo Works, y así hasta el concierto del sábado que viene. No hay otra forma de explicar cuál es mi situación actual, y sólo el tiempo hará visible el por qué de este empeño.
Esta noche pienso quemar todas las naves. Pablo Líquido, después de tantos años y tantos conciertos, es algo absolutamente orgánico y no necesita de muchos preámbulos para estar en su sitio ni para entrar en materia, con poder centrarme un día me vale. Eso me permite afrontar canciones de gran complejidad y máximo esfuerzo pudiendo entregarme a ellas, y al público, y disfrutarlas en cada frase, cada aliento y cada nota. Es un verdadero delirio. Eso me permite también enfrentarme a condiciones en ocasiones complejas, o bien de mucha responsabilidad (gente a la que quiero, artistas a los que admiro, público que me sigue habitualmente…), o bien de públicos distraídos o molestos, o con diversas distracciones o incomodidades (horas intempestivas, escenarios ínfimos o inestables, meteorología adversa…)
El de hoy, en principio, es sólo un concierto con la responsabilidad que me impongo yo mismo, porque me van a ver mis amig@s de siempre, compañer@s, parientes, y gente que no me suele ver en concierto (pero sí en la vida) y con los que quiero hacerlo especialmente bien. El escenario de la Carbonera no es grande pero es suficiente para mí, no cruje cuando salto, ni se balancea demasiado el equipo con el meneo, así que esa no va a ser una distracción, porque si vierais dónde tengo que tocar a veces… No toco a la intemperie y además hace buen tiempo; es a una hora razonable y el público suele venir a lo que viene, al concierto, y con ganas, así que ese viento sopla también a favor. Además tengo la voz en perfectas condiciones, y no queda ni rastro de los problemas que sufrí no hace tanto tiempo. ¿Con esto qué quiero decir? Pues que no tengo ninguna excusa para que el concierto de hoy no sea un gran concierto. Y con esa intención voy a ir.
A l@s que vengáis, ahí nos vemos, y a quienes no podáis, bien por lejanía o bien por vicisitudes varias, ya nos veremos en otras.
Me gusta estar OTRA VEZ EN CASA!
I´M ON FIREEEE!!!!!!
KISSES a tutiplén!!!!
Pablo Líquido