EL PESO DE LAS COSAS

En SMOKE (Wayne Wang y Paul Auster 1995), sin lugar a dudas una de mis películas favoritas del universo, una de las múltiples pequeñas historias que se entrelazan en el exquisito guión es la narración del devenir de una apuesta entre Sir Walter Raleigh e Isabel I sobre la posibilidad de pesar el humo… Pues ayer ofrecí un concierto en Pamplona…

¿Y qué puede tener que ver una cosa con la otra?
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Bien sabéis que soy un más que experimentado artista escénico, y que desde mis orígenes primigenios nunca he sentido nervios ni especial responsabilidad en la infinita variedad de situaciones internas y externas en las que me he enfrentado solito a todo tipo de públicos y vicisitudes sobre un escenario.
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Pues parece ser, según lo que puedo extraer de las sensaciones vividas durante el concierto de ayer, que soy menos impertérrito y más vulnerable de lo que creía.
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Habré ofrecido más o menos unos 70 conciertos de este formato eléctrico con bases grabadas, y es la primera vez que tengo la sensación permanente de que las bases que llevo iban a cámara lenta. Muy lenta! Todas!!!
Obviamente eso es imposible que fuera así, siempre van exactamente a la misma velocidad, y es obvio que era yo el que tenía las revoluciones disparadas.
También me ocurrió que con los mismos tragos que cualquier otro día me puse «García Castañón» (que diríamos en Pamplona) y a un palmo del suelo más o menos.
Bolinga y levitando. Valiente plan.
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¿Acelerado? ¿Cocido? ¿Fallos inusuales?
Parece ser que tocar en mi ciudad entre mucha gente que conozco desde hace muchos años me supuso un plus de responsabilidad que yo, por mí mismo, no aprecio pero que mi cuerpo acusa sin reparos ni disimulos.
Como en otro tipo de circunstancias complejas me salvó el ingente trabajo que tengo detrás y las tablas que poseo, suficientes como para que Noé se haga un par o tres de arcas y las llene de lo que le apetezca. (por ejemplo de corruptos, y las deje a la deriva)
Es difícil que nadie, aparte de mí, apreciara estos detalles.
El nivel de un artista (como en cualquier profesión) no es el que da en una velada inspirada y favorable, no; el verdadero nivel de un profesional es el de las horas bajas. Cuando algo te saca de tu concentración y/o te supera es cuando muestras tu capacidad real y solvencia.
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Es genial la solución de Sir Walter Raleigh para medir el peso del humo, pero necesitaría algo todavía mucho más ingenioso para poder calcular EL PESO DE LAS COSAS que me sacan de mi trabajado lugar y que son capaces de dejarme al pairo cuando más necesito gobernar el timón.
Que quede claro que no sufro ni una pizca por todo esto. Soy plenamente consciente de que mi profesión es más interesante y emocionante en los momentos en los que caminas por la cuerda floja. Y en verdad que me pone bruto y me motiva sobre manera ese tembleque de incertidumbre y descontrol que se vive en ciertos momentos. Me gusta!
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Probablemente cualquiera de l@s que vinisteis al concierto os podéis sorprender de esto que cuento, porque difícilmente se me nota esto desde fuera. He visto varios vídeos que grabó Virginia del concierto y lo cierto es que aparentemente está todo en su sitio.
Sólo os lo cuento porque me gusta esta sensación de fragilidad, y me doy cuenta ahora de que me aburre un poco estar siempre tan seguro de lo que hago.
Por culpa de mi seguridad me estoy perdiendo algunas sensaciones bien bonitas, creo.
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Ayer lo pasamos en grande y, por supuesto, salí del paso y de mis desajustes internos con sincera alegría y firme convicción.
Noche para recordar, y muchas personas que me ilusiona especialmente que vinieran a verme. Estoy como un chiquillo.
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Gracias de corazón a tod@s los amigos y conocidos, y desconocidos, que pusisteis en mis torpes pero apasionadas manos un ratico de vuestras vidas.
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Soy porque sois
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Pablo Líquido
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Pd: Y gracias un año más a La Carbonera por volver a confiar en mí y darme la oportunidad de tocar en Pamplona.
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Pd2: Recomiendo encarecidamente ver SMOKE. Una historia creada encadenando pequeñas historias contadas y vividas entremezcladas. Charlas, personajes o personas, relaciones, costumbres… Es una obra maestra y una delicia única.
Pienso en ella y no me quito la sonrisa de la cara.
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Pd3: Para mí el concierto pasó volando, pero a medida que voy recordando lo voy disfrutando… otra vez.
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