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EN PRIVADO

El mundo del concierto «PRIVADO» es un terreno abonado para vivir situaciones curiosas, conocer lugares peculiares e interactuar con las personas en habitats en los que las cosas y las relaciones son muchas veces diferentes.

(Aprovecho este artículo para publicar este vídeo que subí a las redes hace bien poco)

En estos conciertos hemos conocido los lugares más especiales, más impresionantes y más íntimos que hemos tenido oportunidad de disfrutar en esta larga gira de más de 16 años. Y probablemente las situaciones más pintorescas y singulares también.

En el artículo que publiqué el 7 de marzo me referí en términos generales a la distancia que necesariamente y por sí sola imprime la fama entre el artista y el público.
No debiéramos nunca olvidar que todo artista es público y que todo público es artista, y que todos por igual somos personas.
Pues suele ser en este ámbito de los conciertos «PRIVADOS», sobre todo cuando son en «petit comité» y en lugares netamente privados como lo es una casa, en donde suele difuminarse la torpe línea que distancia al público del artista y viceversa, sin necesidad de que cada uno siga siendo público y artista respectivamente, y sin necesidad de dejar de desempeñar una labor perfectamente profesional en nuestro caso.

Conviene no olvidar, y suelo apuntarlo en los conciertos, que un tipo que hace algo muy bien en un escenario siempre va a parecer más majo, más guapo, más listo, más alto, y más todo. Máxime cuando llevamos tod@s una buena tajada.
Esto provoca inevitablemente que se nos idealice, como pasa con deportistas, actores, presentadores de televisión, escritores, etc…
No somos más que nadie. Al menos no por eso.
Una persona puede ser absolutamente maravillosa y no tener ningún talento artístico, ni popularidad, ni llamar la atención, y uno puede ser un grandísimo cretino y escribir unas canciones preciosas, ser guapísimo y caer en gracia al público.
Un artista sólo es una persona, sin embargo, si es famosísimo… también.

Yo todavía puedo permitirme el lujo de que me contraten para ir a tocar a casa de alguien, y que me traten con normalidad y cercanía (y he de decir que siempre con mucho respeto), sin esa niebla tontuna que nos nubla a casi tod@s cuando hay alguien importante cerca.
Sé perfectamente que si doy un paso, sólo uno, hacia la popularidad de los medios, todo esto habrá acabado para siempre.
¿Es tanto premio la fama para tan alto precio?

Bueno, como tanta gente durante tantos años me ha conocido cantando y brindando en los bares, sin más importancia ni distancia, espero que, si se diera el caso, supieran entender que lo único que cambia es la percepción general, no la persona.
Aunque es cierto que l@s hay tont@s de capirote que en cuanto se convierten en alguien importante se elevan a un palmo del suelo y pierden el norte. Donde no hay mata…
Tampoco es sólo su culpa, la culpa es de tod@s.

Un saludete for everybody!!!

Pablo Líquido

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