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VERSIONES VS PROPIAS

Esta es una cantinela ancestral dentro del mundillo del pop-rock, que suena más a canto de pusilánimes que a lamento de talentosos creadores.
Notaréis el hartazgo en mi tono.
Es la huella del aburrimiento extremo con el temita. Sin demasiada acritud, sólo aburrimiento.

– Lo que pienso: «En este mundo cada uno hace lo que quiere, puede y le dejan la vida y el azar. Al final todo es legítimo mientras no te metas en las cosas de los demás».

Bien, empezaremos entonces por sepultar sin honores a tod@s l@s intérpretes musicales, instrumentistas y vocales, de la historia de la música, y dejaremos sólo a l@s compositor@s (l@s pocos excepcionales y l@s millones de mediocres) de música, canciones y/o piezas más o menos melódicas de cualquier índole.
Eso para empezar.

¿Por dónde comenzar a atizar a l@s malintencionad@s que claman contra aquell@s que interpretamos versiones en favor de l@s que escriben canciones (algo que nosotr@s también hacemos), aunque puedan ser éstas una puta mierda, mediocres, repetitivas y/o desprovistas de el menor atisbo de talento y personalidad?
Sólo tiene mérito «componer».
Esa es la idea, básicamente, que defienden l@s que no pueden hacer dignamente otra cosa. Cualquiera escribe una canción bonita. Cualquiera. Hasta yo!
Si alguien que toca un instrumento no ha escrito una canción chula es porque no se ha puesto. No tiene mucho misterio. Ya que sea buena, personal y original… y hacer muchas… eso sí es más complicado. Y que gusten…

No hablo de lo que no sé.
Yo jamás me planteé tocar versiones, porque me parecía dificilísimo (y lo es) hacerlo bien.
Desde que aprendí a tocar, a trancas y barrancas, empecé por escribir canciones, y durante años es todo lo que hice.
No lo hacía nada mal para los conocimientos que tenía (ninguno) y los medios de los que disponía (ninguno).
Fue unos cuantos años después cuando empecé a tener el nivel suficiente para tocar versiones. Y comencé por casualidad, no era mi fin.
En este punto hay que aclarar algo, tocar versiones puedes hacerlo cuando quieras, con el nivel que sea, eso depende del respeto que les tengas a estas canciones y a la música en general… y al público.

Conozco muchísima más gente que escribe canciones buenas y/o bonitas que gente capaz de tocar una gran tema sin bajarlo de nivel estrepitosamente.
De hecho conozco a mucha gente que escribe y ha escrito muy buenas canciones y que tienen una capacidad nula de hacer algo fuera de eso. Me parece muy bien.
En cualquier caso tengo desde hace años una larga lista de temas compuestos por amigos o conocidos que me encantan, algunos realmente buenísimos!!!, pero que no han sonado seis veces al día en Cuarenta Principales ni en Cadena 100, y tod@s sabemos que sin machacar los oídos no se convence a nadie de nada.
No pasa nada, pero que no vengan a decirme que lo que tiene mérito es componer.
Tres acordes y poco más. Otra cosa es escribir un buen tema, y otra es un tema pegadizo, que bien puede ser una puta mierda, pero se queda rebotando en la cabeza y no hay cojones u ovarios de sacarlo. Y si lo escuchas en todas las radios y televisiones… eso es triunfar. Lo sabemos.
Yo nunca triunfaré.
Uf! Qué alivio!

Una lástima la de canciones buenas que se han quedado sepultadas para nunca ver la luz mientras nos han hecho, y nos hacen, tragar leguas de basura comercial sin anestesia.
El umbral de la sensibilidad artística en la sociedad española está rozando las cloacas, y asomamos a la catastrófica indolencia.
No tienen pudor los artífices de este atropello de lo comercial a lo creativo.

Hace años que procuro no escribir canciones, porque la frustración de saber que no van a ser escuchadas como deben es inversamente proporcional a la alegría que me da poder cantar y compartir las canciones favoritas de mi vida mientras me echo unos tragos y unas risas, y además vivo de ello. A buen entendedor…

Aquí tenéis una pequeña muestra de canciones que he escrito y que no van, ni irán, a ninguna parte.
Quien me venga a decir que por qué no las toco en mis conciertos… que me recite la letra de una. Ahí está mi vida, lo que pienso, lo que siento… lo que soy.
Pero por suerte tengo la capacidad y la gracia, fruto del ímprobo esfuerzo, para interpretar versiones y hacerlo suficientemente bien como para vivir de ello.

COMO UN NIÑO POR UN TOBOGÁN – PABLO LIQUIDO

SIN MI – PABLO LIQUIDO

QUIERO – LIKIDA

DESPACIO – LIKIDA

LUNA HIENA – LIKIDA


Nadie que no disponga de más datos negará que I WANTO TO BREAK FREE es una canción 100% Freddie Mercury, y suelen sorprenderse al descubrir que es una canción de John Deacon, el discreto y mesurado bajista de Queen. Exactamente ocurre lo mismo con ANOTHER ONE BITES THE DUST.
¿No haber escrito la canción le resta importancia a la influencia de la interpretación de Freddie?
¿Era entonces María Callas una simple y vergonzante intérprete que no escribía sus propias canciones? Qué vergüenza!
¿Es entonces un pianista clásico o de jazz, un violinista, un cantante o un batería, un estafador si no ha escrito la canción que toca en ese momento?
¿Se puede ser más obtuso e hipócrita que un músico limitado o nefasto reclamando que tiene más mérito él por escribir canciones (normalmente paupérrimas e imitando a alguien) que otro por tocar, por ejemplo, clásicos de rock? Me orino en sus ojos.

El arte se tiene o no se tiene, y luego, si lo tienes, haces con él lo que te salga del pijo.
Yo aprovecho mi arte para ser feliz e independiente 100%.
Y así, viviendo de hacer lo que más me gusta, me puedo permitir también el lujo innecesario de sacar discos con mis canciones de vez en cuando (ahora tengo dos para publicar) sabiendo que no sirven de nada, porque casi nadie (por dejar un poco de margen) les va a dedicar el tiempo que necesitan para entenderlas y apreciarlas.
Y no, no toco mis canciones en mis conciertos.
No necesito arrastrarlas por los bares para alimentar mi ego y demostrar que también soy «creador«. Ya lo era mucho antes de tener el nivel suficiente para ser «intérprete».

Habréis notado que el tono del artículo es de cabreo, pero es por darle un poco de emoción al asunto.
En realidad me río bastante con esas pataletas de envidioso lamentable.
Podía haber sido mucho más sarcástico e hiriente. Bien podía.
Podía haber entrado en nombres propios y dejar más de una yugular con fugas.
Sólo quería dejar constancia de mi opinión con respecto a este particular, que hay mucho «indie» sopla gaitas suelto por ahí tratando de dar valor a lo suyo restándoselo a lo de los demás. Hay quien vive de su etiqueta. (me vuelvo a descojonar)
Eh! Eeeeeh!!!! Para «indie» yo, que tengo mi sello discográfico propio desde hace 13 años y soy mi propia productora, soy autónomo y vivo de ello sin jefes, dependencia ni injerencias. FREE!
Eso es ser independiente hasta el límite infinito. Aunque no vaya vestido muy glamuroso.
Para este tipo de gentes escribí y publiqué una canción con LIKIDA que seguro no habéis escuchado, pero que seguro os hará algo de gracia (al margen de ser buenísima 😉 ).
Para que os hagáis una idea de cómo está el asunto, el bajo y la voz los grabé en 2005, y la terminé en 2010 grabando los solos de guitarra y los coros.
Advierto, no esperéis una dulce canción «radio fórmula». No es fácil de escuchar. Eso ya lo hace mucha gente de puta madre, y no lo digo con segundas.


Esta canción lleva años en Soundcloud y a día de hoy ha tenido 223 escuchas.
Por eso vivo de las versiones.

Acompañando a este artículo hay siete canciones mías y yo soy conocido como versionador, algo presuntamente impersonal.
Os propongo que me digáis a quién trato de imitar con mi música o quién me ha influido más, ya sabéis, siempre relacionamos lo que escuchamos nuevo con algo conocido.
El problema que me encontré la única vez en mi vida, a principios de los 90, que he estado llevando mi música a discográficas, multinacionales e independientes, es que les parecía demasiado personal, y me sugerían que me pareciera a alguien de los que estaban de moda. 😉
Aluciné con aquellas conversaciones como pocas veces he alucinado en mi vida.
No digo más.

Termino como he empezado: «En este mundo cada uno hace lo que quiere, puede y le dejan la vida y el azar. Al final todo es legítimo mientras no te metas en las cosas de los demás».

Siempre a vuestros pies, el simple versionador sin antifaz, Pablo Líquido.

Pd: Estoy seguro de que algun@s de l@s que habéis leído este artículo tenéis por casa algún disco mío de canciones propias, «Aprendiendo a perder», «Preludio de luna hiena» o «Luna hiena».
Dadle por favor una oportunidad con un par de escuchas sosegadas.

Pd2: No es qué canciones seas capaz de escribir, es hasta dónde estás dispuesto a renunciar a tus principios (si los tuvieres) y a bajarte los pantalones para que esas canciones suenen y sean promocionadas. Y eso empieza normalmente por permitir que les metan mano a las propias canciones, y termina por… no quieras saberlo.

Pd3: Podría detallar decenas de ejemplos paralelos, pero imaginad que un mediocre escritor de cuentos que trata de imitar descaradamente a Allan Poe (o un poeta que intenta emular a Jorge Manrique) afirma entre líneas con desprecio y tono altivo que el trabajo de Robert de Niro es una mierda porque no escribe él los guiones de sus películas.
¿Es para hostiarlo o no es para hostiarlo?

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