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EL CULPABLE

Fueron much@s y muy divers@s l@s artistas que me fueron empujando paulatinamente a este delirio que es mi oficio y mi pasión, pero…

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Pero fue uno sobre todos los demás el que me hechizó, el que me arrastró, el que me cautivó, el que me hipnotizó.
Tenía yo 12 años cuando me di de bruces contra una canción, y su videoclip, que cambiaría mi vida para siempre, I WANT TO BREAK FREE.
Fue la canción, y fue el video clip que viéndolo me preguntaba yo quién se creía que era ese cantante de bigote para ir así y hacer esos gestos. Fue una mezcla indescriptible de repulsión y de enamoramiento, de rechazo y de admiración.
Se llamaban Queen, y sin saberlo eran los culpables de algunas canciones que tenía oídas y fichadas, me encantaban pero no ubicaba, como Radio Ga Ga, Crazy Little Thin Called Love, Play The Game o Antoher One Bites The Dust. Lo cierto es que por aquel entonces yo estaba embelesado con Miguel Ríos, el Alchemy de Dire Straits y con el Boy y el October de U2.
Cuando descubrí que todas esas canciones «especiales» eran de un mismo grupo…

Aquí comenzó un camino sin retorno, y pronto comencé a descubrir en las tiendas de discos de Pamplona los anteriores discos de la banda y a gastarme hasta la última peseta de la que disponía en ir adquiriendo una por una todas sus publicaciones, incluido algún encargo que hice a Londres. Tanto es así que con 15 años ya tenía todo lo publicado hasta la fecha e incluso me lancé a hacer un especial de Queen en la mítica emisora pamplonesa de radio pirata «Radio Paraíso».
Para entonces Queen eran para mí una obsesión.

Que la pasión incontrolable que me despierta la música me ha traído hasta aquí es tan cierto como que Queen, y Mercury en particular, han sido los mayores instigadores de mi vocación artística.

Hoy se cumplen 25 años del fallecimiento de mi mayor inspiración e influencia, Freddie Mercury. No olvido el riguroso luto que lucí durante una temporada, y menos el vacío inconmensurable que dejó su muerte en mi existencia.
Son muchos los que de unos años a esta parte se van enrolando en las filas de fans de, a mi modo de ver, la banda más grande, original, creativa y genial de todos los tiempos, y no no éramos tantos entonces. Eso es normal, pero quiero dejar claro que para mi fueron el comienzo de todo, y no es algo transitorio ni ocasional.
Sólo decir que para mí han sido la inspiración en mi vida, y gracias a muchos más pero sobre todo a ellos, he construido mi camino como artista y como trabajador incansable.
Siempre contra corriente, desde pequeño. Sin antecedentes artísticos y menos musicales en mi familia, sin una formación infantil al respecto, sin demasiada gracia innata para cantar ni para tocar la guitarra (cualquiera al principio lo hacía mejor que yo), sin apoyo específico más allá del que me granjeaba con mi perseverancia…
Solos yo y mi convicción, nacida de mi irrefrenable pasión por la música y por las emociones, hicimos de un sueño una realidad, la que es ahora y desde hace muchos años mi vida.
Lo que hago es vivir de dar rienda suelta a mi emoción sobre un escenario con un control técnico que jamás hubiera soñado alcanzar. Puedo cantar lo de Freddie Mercury mientras toco lo de Brian May, y eso dando saltos en un escenario de 70 cm por 70 cm, con ocho whiskis encima, controlando todo el sistema técnico que yo mismo he organizado, riendo y, de propina, desatado.
La exigencia con mi oficio, la autosuperación, es algo que en parte también he heredado de su forma de trabajar y reinventarse. Sin descanso.
Mis circunstancias han sido y son desde luego otras, y mis principios e intenciones son en ocasiones opuestos a los que les movían a ellos, pero Queen fue y será la punta de la lanza de mi vocación.

Por todo esto, y aunque podría entrar en un millón más de detalles en los que no voy a entrar, quiero dedicar este pequeño artículo a la memoria de Freddie Mercury, de quien tanto he aprendido, tanto de cómo afrontar el mundo del espectáculo desde el punto de vista profesional y emocional, como de lo peligroso que es el éxito y lo contraproducente que puede llegar a ser alcanzar ciertas metas.

Gracias Freddie, sin tu inspiración jamás hubiera conseguido ser lo que soy.
Gracias de verdad.
No sólo fuiste un gran hombre, si no, lo que es más importante, fuiste un buen hombre.
Y que sepas que eres EL CULPABLE.

Pablo Líquido

Pd: Este es un dato menor, pero justo ayer se cumplieron 15 años de la grabación, y en directo en el Teatro Gayarre, de mi primer disco «APRENDIENDO A PERDER».

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