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DE AÑO EN AÑO

Van a ser 36 días sin dar un concierto.
El periodo más largo sin pisar un escenario desde que empecé con esto de Pablo Líquido Versiones en septiembre de 1999. (*)

Empecé este 2016 zaragozano perdido!!!
La Sala King Kong de Zaragoza en la Noche de Reyes y el Devil´s Tavern de Tarazona el día de Reyes fueron mis eléctricos 49 y 50, un buen momento para pedir tiempo muerto y reubicarme, descansar, retocar y recapacitar.

Echando un poco la vista atrás, y pese a que este año ha sido mucho más complejo técnica y artísticamente, ahora se me ilumina una extensa sonrisa en el rostro mientras me inundan los recuerdos, algunos duros por el ingente esfuerzo que me supuso echar a andar todo este nuevo montaje, y la gran mayoría geniales.
Sueño con volver a los lugares donde toqué en los comienzos del eléctrico para sacarme la espina de esos conciertos de lucha técnica sin cuartel y mostrar ahora lo que da de sí un año de conciertos y de ensayos casi diarios.

La vida me ha permitido volver (mi último concierto hasta la fecha) al Devil´s Tavern de Tarazona en donde ofrecí mi segundo concierto. Y esto, 48 conciertos después, es obviamente otra cosa.

Como cada año, el abanico de variedades y diferencias entre los conciertos es infinito, no hay dos ni que se parezcan.
Mientras escribo estas líneas tengo en un lateral de la pantalla la lista de «bolos» del año pasado. Esto es una locura delirante de imágenes, momentos y gentes desbordando mi cabeza.

Tengo tatuado en mi memoria un concierto, el más duro de mi vida, creo.
Nuestro hijo Marco nació a las dos de la madrugada del 30 de mayo, el día antes lo pasamos entero en la clínica, y del tirón el parto, y entre pitos y flautas nos pegamos toda la noche en vela. Por la mañana comenzaron a llegar las visitas, y yo, destrozado física y psicológicamente, esa noche tenía que tocar en un PRIVADO en Castrillo del Val (Burgos).
Mi buen amigo, el guitarrista, Rafa Moya fue quien me acompañó, llevó, ayudó y me trajo sano y salvo de vuelta, de aquel concierto en una fiesta flamenca surrealista, en un jardín en el que hacía una rasca burgalesa que no me permitía sentir los dedos, con casi todo el mundo viendo un partido de futbol en otra parte del jardín, mientras saltaba la luz por las freidoras y los niños jugaban entre mis cables…
Yo no sólo no tenía fuerzas, lo peor es que estaba ido, fue algo tan surrealista que me resulta inenarrable e incomprensible.
Sólo mis infinitas tablas y mi instinto de supervivencia, los automatismos de miles de horas de trabajo y de escenario, la voluntad inconsciente, y la sangre que corre por mis venas cuyo «leitmotiv» es la música, permitieron que en algún momento eso pareciera un concierto, y que yo pudiera parecer intermitentemente solvente.

Habiendo pasado aquella experiencia, cualquier inconveniente se antoja ridículo hoy.
Pero yo me comprometí a hacer esa fecha y la hice.



Luego, por ser nuevo formato y por querer mostrarlo, y por la fe ciega que tengo en él, en 2015 hice unos cuantos kilómetros de más.
Varios conciertos que por la lejanía suelen ser parte de mini giras, los hice individualmente.
Me fui, de ida y vuelta sin otro quehacer, a Zamora, a Totana (Murcia), a Alcobendas (Madrid), a Xinzo de Limia (Ourense), a Alcázar de San Juan (Ciudad Real), a Pont D´Arrós (Lleida) dos veces, a Requena (Valencia) y a Aravaca (Madrid).
Este año, por practicidad, por economía, por ecologismo… pero sobre todo por salud, seguiremos con nuestra costumbre de mini giras, aunque haya que dejar algún bolo en el limbo.
I´m not a fucking machine.

En algunos conciertos hemos luchado contra el frío helador, en otros contra el vacío inconmensurable entre la primera fila de público y yo, en otros contra el calor sofocante, en otros contra la apatía, en otros contra la maldita tecnología (cuando no funciona, que cuando funciona es bendita), en otros contra el cansancio, en otros contra…
No olvido la adversidad porque eso es la verdadera experiencia, «las tablas» que se dice en el argot, pero yo, por mi naturaleza, siempre me llevo grabado lo mejor de cada día. Siempre.

Hemos echado risas por doquier, hemos cantado con pasión, hemos bailado con alegría, nos hemos emocionado y, lo más importante, la gente ha salido de mis conciertos con la sonrisa permanente puesta. No va más, señores!

En otro orden de cosas la palma se la ha llevado La Lifara de Biescas (Huesca) donde he ofrecido 3 conciertos en un año. Para muestra un botón:


He dado 9 conciertos PRIVADOS, 12 conciertos en exterior, he tocado en 21 provincias, y ahora no sé exactamente cuántos kilómetros he hecho. Pero muchos.

Todo teniendo en cuenta que ahora viajo solo, es decir, conduzco solo, monto y desmonto solo, como solo, ceno solo, hablo solo, lloro solo y río solo.
Debo ir controlando la energía, la duración de los conciertos, los kilómetros, porque vuelvo de las giras vacío y extenuado. Mucho trote para una persona. No aprendo.
De momento ya tengo a la vista un par de mini giras manchego valencianas en lugares donde lo esperan todo de mí, porque bien saben que lo doy.
Que la fuerza me acompañe.

Bueno, gentes, comenzamos (ahora sí) el 2016 LIQUIDO TOUR, e iremos viéndonos si gustáis allá donde estéis, y veréis cómo se nota en el escenario el curro que sigo ejercitando cada día con las canciones, y con todo. Sin descanso.

De año en año, desde 1999, sigo firme por el camino que yo mismo voy construyendo.

Pablo Líquido, siempre a vuestros pies.

Pd: (*) Con el artículo escrito el martes 2 de febrero, y ya publicado, nos han llamado para tocar en Burgos el 4 de febrero. Esto cambia el comienzo del artículo, porque ya no es este el periodo más largo desde 1999 sin pisar un escenario. 🙂

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