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EL FINAL DEL VERANO

El final del verano llegó, y tú partirás…

Debo primero, como tantas otras veces, disculparme por no atender mi deber, como personaje pseudo público, de participar en, y nutrir, las redes sociales, las webs, las revistas del corazón, páncreas y pulmón.
Me disculpo.

Nunca he sido muy aficionado a darme bola y, sin embargo, cada vez menos.
Estadísticamente es probable que sea uno de los artistas que menos contenido aporta a las redes sociales en proporción a los conciertos que ofrece y al éxito de estos.
Un desastre, lo sé.
Pero eso probablemente ya lo sabéis, como también sabréis que cuando menos ruido hago es cuando estoy dedicando más tiempo a conspirar, aunque ahora los que me roban más horas, días y semanas son los hijos, y las conspiraciones se reparten las migajas de los minutos nocturnos.
Bueno, eso ha sido el verano, conciertos e hijos, punto. Ahora ha empezado el colegio y ya tengo HORAS seguidas para trabajar. Estoy como loco.

Ha pasado el verano y afrontamos la recta final del año. Tres meses para asaltar 2019.
Hasta ahora 2018 ha sido cojonudo. He tenido abundante trabajo, hemos tenido una hija, he sacado mi primer disco como Pablo Works y he hecho su primer vídeo. Otra vez punto. Hasta ahí.
La realidad y la madurez se han impuesto y después de dar ese primer paso de Works, lo he aparcado mientras estoy diseñando, trabajando y midiendo los siguientes pasos.
Muy pronto lo pondré a la venta por internet (Small But True) y muy pronto empezaré a ofrecer conciertos sólo, y exclusivos, de Pablo Works, y más vídeos, y otro disco… pero sin estrés, que no he dedicado mi vida a este inestable oficio para tener prisa. Los trompicones son nuestro estilo de supervivencia, pero cada vez menos abruptos.

En lo que llevamos de año he dado de momento 48 conciertos, y ya he perdido la cuenta global de los que he ofrecido en estos 19 años, porque sí, el 10 de septiembre cumplí 19 años de gira, así que el año que viene cumpliré 20. Espero celebrarlo de alguna forma espectacular, y la más espectacular que se me ocurre sería seguir teniendo trabajo continuo, como lo he tenido durante dos décadas!, o cuatro lustros, a elegir.

Seguimos riendo y llorando, seguimos cantando y luchando. Seguimos.

Mi último concierto acústico fue en diciembre de 2014, pero cada día está más cerca la vuelta a ese formato. Llevo una temporada trabajando sólo con la acústica, preparando el salto a los escenarios de Pablo Works. Creo que cuatro años sin tocar en acústico son suficientes y me han venido de perlas para ponerme al día con la guitarra eléctrica, para disfrutarla, y para espabilar y aprender a hacer las cosas de otra manera.
Los sistemas y la tecnología del «eléctrico» fueron un reto en el inicio y es una curiosa parafernalia que ya tengo bajo control. Las luces programadas y sincronizadas con cada parte y golpe de cada canción, los sistemas inalámbricos de guitarra y monitoraje, el desarrollo y ajuste del sistema de sonido para la guitarra, lo que llamamos «pedalera» y periféricos… tocar de pie, sincronizar los movimientos, solos cambios de sonidos…

El primer año fue agotador organizar todo y pelear cada día con todos los imprevistos técnicos, y eso al margen de tener que tocar y cantar en un formato que no controlaba, nuevo para mí. El segundo año fui viendo la luz y disfrutando de los automatismos y del control del tinglado. El tercer año genial, y el cuarto mejor, porque opté por quitar elementos de luz excepto en ocasiones especiales, y los tiempos de montaje y desmontaje han bajado justo a la mitad, aunque el show no es tan chulo, claro.
También he abreviado los conciertos dejándolos en «sólo» dos horas y media más o menos.
Quitar hora y media tocando y otra otra y media de montar desmontar me deja otro cuerpo, la verdad. A ese ritmo iba camino de reventar. Porque a todo eso se unían los viajes, dormir poco, etc.

Pues ahora que ya he dado más de 200 conciertos de PABLO LÍQUIDO ELÉCTRICO, podéis ir preparando la llegada desconcertante y antagónica de PABLO WORKS en acústico. Conciertos de canciones mías en formato acústico, sin luces programadas, sin parafernalias… como iba antes pero sin versiones. Toca bregar.
Evidentemente compaginaré los dos formatos, porque con mis canciones, de momento, no me voy a comer un rosco. Es decir, no voy a poder vivir de eso, así que Pablo Líquido va a mantener a Pablo Works, va a ser su mecenas. Va a ser como si Pablo Works fuera el hijo que vive en casa, sin gastos y sin ingresos, estudiando, haciendo prácticas y preparándose para buscarse la vida más adelante.

Este año, y al margen de los privados, que privados son y en privado se quedan, he tenido conciertos de todo tipo, como siempre, pero hay algunos que se podrían resaltar por la entrega de la gente, el ambiente, las risas, los bailes, la simpatía, el cariño… que son factores comunes a todos los conciertos pero como son todos tan diferentes, hay algunos que te dejan un recuerdo especial:
El concierto en el pequeño Café Lorea de Barañáin (donde vivo), La Causiat Extreme de Candanchú (Huesca) con tanto amigo de mi infancia y con Jokin, mi primera visita al Dagda Irish Pub de Aretxabaleta (Guipúzcoa), el Rock Café de Totana que nunca jamás falla (cariño murciano), mi regreso a Tabernas (Almería) 12 años después en El Telón, La Meca de Mota del Cuervo (Cuenca) que ya ha desaparecido y en la que tantos momentos maravillosos hemos vivido desde hace tantos años, La Carbonera en mi Pamplona del alma y con tantos amigos de siempre, El Amadeo de Tarazona (Zaragoza) que es como estar en casa, el Pub Rym de Ezcaray (La Rioja) al que por fin fui sano y la liamos, la Noche de Tiendas en Alcañiz (Teruel) en el entorno más alucinante del año, la King Kong de Zaragoza con algunas visitas inesperadas y mis querid@s mañic@s, el Pigor de Estella (Navarra) que siempre es una fiesta tremenda, conociendo a l@s roncales@s y sus tormentas y sus carpas… en el Bar Errota de Roncal (Navarra), las piscinas de Olombrada (Segovia) en las que se nos olvida que son unas piscinas y nos venimos arriba, la fría pero caliente noche (gracias a la gente) en La Pista de Almazán (Soria), la vuelta a fiestas de Ejea de los Caballeros (Zaragoza) en el Independencia con la aparición de los geniales Artistas del Gremio… en fin.
Estos por destacar algunos, los más destacables por distintas circunstancias, y por no nombrar todos.
Vamos, que este año no me he aburrido, y todavía me quedan tres meses por delante.

La cosa es que ya ha llegado el final del verano y que por eso, o porque ya era hora, me he sentado un ratico a escribir, para deciros que sigo aquí, y por allí, y contaros un poco lo que viene y lo que ya pasó.

Sabéis que cuando os apetezca echar unas risas, cuando os apetezca escuchar buena música en directo, bien interpretada y más sentida, muy sentida, cuando queráis llevar vuestra mente a otro lugar, cuando estéis tristes, o alegres, o indiferentes, cuando necesitéis energía, o cuando la tengáis de sobra para regalar, si estáis hasta las amígdalas de la televisión, de internet, de las rutinas, de la política, de la prensa, de la economía… o cuando simplemente os apetezca cantar y bailar, o pasar un ratico diferente, en cualquiera de esos casos, y en cualquier otro, visitad mi web a ver si ofrezco un concierto que os pille medio a mano y venid. Bien sabéis lo que hago, que lo voy a dar todo y que, pese a todo, nunca será suficiente y daré más.
Y si no queréis pasarlo bien, venid de todas formas a ver cómo me lo paso yo. Seguro que acabáis animándoos.

El final del verano llegó, y tú partirás…
Pero a mí me da igual qué época del año sea, e iré a cantarte allá donde estés.

Un abracico!

Pablo Líquido

Pd: Pronto os hablaré de cosas más azules…

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