Ando como el Guadiana a su paso por mi querida Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), aparezco y desaparezco sin orden ni… conciertos sí.
Probablemente en estos últimos tiempos desaparezco más de lo que aparezco, y eso me relaja y me deja trabajar más y mejor.
No estar en la brecha pública no me supone ningún tipo de pesar, más bien al contrario.
El afán de protagonismo que hubiere padecido en ciertas etapas de mi efervescente juventud fue menguando paulatinamente hasta desaparecer final y felizmente hace ya una pila de años, animado por la insatisfactoria experiencia que supuso sentir cierta popularidad en Navarra a comienzos de este siglo. No me siento cómodo.
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Estabilizados, más o menos, tras nuestra reciente paternidad, y solventado con nota el grueso del trabajo y adaptación del «acústico» al «eléctrico», ahora por fin hemos terminado de preparar PABLO LÍQUIDO 1315 (CD-DVD), aprovechando estos días de visita pamplonesca de Mikel Larequi para ultimar el DVD.
Disco listo, DVD terminado, diseños acabados… Ahora sólo restan los trámites burocráticos para poder publicarlo a falta de empezar a tocar más para amontonar un poco de dinero para pagar la fabricación y autores, y estará a vuestra disposición en mis conciertos bien pronto.
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Para mí, sinceramente, lo importante es haber terminado el trabajo, no tengo verdadera prisa por sacarlo porque como todos mis trabajos, y como yo mismo, es a temporal, y éste especialmente por lo peculiar e irrepetible de su naturaleza.
Lo que más me pone es que ahora puedo ponerme manos a la obra con los dos discos que dejé medio terminados en 2013… cómo se pasa el tiempo cuando «no ha lugar» al aburrimiento ni a la quietud.
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Entre tanto, este verano he viajado abundantemente, y en verdad que estoy disfrutando de mi «eléctrico».
Siempre he mantenido que NO soy guitarrista, pero esta es una idea basada en que nunca me he centrado verdaderamente en serlo… hasta ahora.
«Yo? Cantante… Músico… Showman…» Esa ha sido siempre mi postura oficial. Sólo que ahora me encuentro tocando la guitarra como me gustaría que la tocara el guitarrista de mi soñada banda.
Vale que la función de cantante permanente no me permite prestarle toda la atención que quisiera a la chica de las seis cuerdas, pero me temo que voy a aparcar de por vida lo de «yo no soy guitarrista».
Tendré que joderme, al parecer lo soy.
No oculto que no soy amigo íntimo de los largos «solos» ni de las florituras (me aburren sobre manera si no son en su justa medida), pero entiendo que son parte del espectáculo del rock, y yo, que soy un «bien mandao»… en su justa medida.
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Como Virginia no viaja conmigo desde hace ya muchos meses, nadie va haciendo fotos ni vídeos con los que ilustrar en esta web o en facebook mis andanzas (y las vuestras), y lo que antes tenía un poco de repercusión reverberante ahora está apagado. Sólo tienen constancia de los conciertos l@s asistentes.
Eso me hace ausentarme de las redes y genera un silencio post concierto que antes no había. Este particular, no poder compartir imágenes de momentos y de gentes, me da un poco de pena, pero por el momento es lo que hay. 🙁
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La suerte jamás me ha sido esquiva, ni tampoco me ha iluminado especial y puntualmente.
O sí? Porque no deja de ser una suerte portar una naturaleza tan trabajadora, enérgica, divertida, animosa, delirante, positiva, creativa, decidida, ilusionada y emocionante.
Por eso, probablemente, no juego nunca a la lotería, quinielas, tragaperras, apuestas… Por eso, supongo, no busco promotores, promociones, caza talentos, caminos al estrellato, oportunidades… Lo que me tenía que tocar ya me tocó en el reparto de caracteres, y lo que consiga a partir de ahí será sólo fruto del esfuerzo y del trabajo, siempre «a mi manera».
No anhelo ni regalos ni facilidades.
Y «a mi manera» os mando un abracico a tod@s y os deseo lo mejor.
Siempre vuestro, soy porque sois, Pablo Líquido.
Nos vemos pronto 😉
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